BÁSQUETBOL
Con un nuevo equipo que se arma desde cero, el jugador de básquetbol explicó su salida de Nacional, el rol que ocupará al volver a Hebraica Macabi como ficha nacional y sus 100 partidos con Uruguay.
Hebraica se armó para volver más fuerte que nunca y uno de sus refuerzos es nada menos que Esteban Batista. El equipo aún no comenzó a entrenar, pero él sí y se encuentra realizando físico y trabajando en su casa, “la noticia me agarró bien”, acepta. Después de haber terminado su tercer pasaje por Nacional, al que Esteban había vuelta en esta última oportunidad como reemplazo de Jonathan Sacco mientras este se recupera de un desgarro, quedó a disposición cuando finalizó la temporada de la Liga Uruguaya de Básquetbol, pero “Nacional quería apostar a un equipo más joven y más rápido. La filosofía del equipo tomó otro camino”, explica el basquetbolista sobre su salida.
“Por más de que es el cuadro que yo soy hincha, todas las veces que estuve fueron diferentes. Está bueno poder jugar en tu club. Obviamente nos quedó el sabor agridulce porque perdimos la final en el último partido y había mucha expectativa e ilusión. Esta vez fue distinto, fue una liga corta, prácticamente playoffs, también tuve coronavirus, fue una situación un poco anormal”, añade Estaban.
A pesar de haberse quedado con el gusto amargo de la derrota, acepta que “terminó todo bien. Nadie terminó enojado con nadie. Estoy agradecido por la oportunidad que me dieron y yo voy a seguir siendo hincha como fui toda la vida”.
Esta vez volverá a lucir otros colores que vistió, pero son los del macabeo. “Mi papel va a ser otro, la otra vez que jugué en Hebraica fue como extranjero y esta vez va a ser como ficha nacional, son roles diferentes, ahora en uno equipo nuevo que arranca de cero, que se está armando. Quizás llegó con más rodaje. Tengo la expectativa de que sea mejor”.
Las metas de Hebraica
El objetivo principal de Hebraica para esta Liga, teniendo en cuenta que ya hay muchos equipos armados, es “ ser fuertes, consolidarnos como equipo, porque es un equipo nuevo, con un técnico nuevo, y hay muchas cosas para conjugar. Lo principal sería meternos entre los ocho, después si es más, mejor, pero creo que nuestro piso debería estar entre los ocho mejores”, expresa Esteban. A Germán Fernández, actual DT, no lo conocía, pero Batista ya ha tenido charlas donde se han ido conociendo mejor, “estamos en la misma página”.
Selección
Esteban viajó con la Selección de Uruguay al último preolímpico en Canadá y cumplió su partido número 100 vistiendo la celeste. “Fue una experiencia divina, todo lo que se generó, el enganche que tuvo la gente, como se sintió identificada, como lo vivieron y lo sufrieron, para nosotros fue muy lindo, a pesar de que queríamos ganar y estuvimos muy cerca. Tuvimos la recompensa de haber competido contra selecciones de primer nivel europeo. El saber que la gente en Uruguay trasnochaba para vernos, y que al otro día la gente hablaba de básquetbol, fue muy lindo”.
Todo eso motivaba al equipo y generaba algo que no suele ocurrir muy seguido con deportes que no sean en fútbol. “Es lindo cuando pasan este tipo de cosas y creo que es un muy buen aliciente para el futuro, para continuar trabajando de la misma manera y seguir por ese camino. Para mí fue espectacular, por mí y por el equipo”.
Durante el preolímpico Esteban recibió la camiseta de sus 100 participaciones con la Celeste. “Es un orgullo para mí ser el jugador con más partidos jugados en la selección, fue algo que me enteré en el torneo. Ese dato no lo tenía, estoy contento y esperando alargar ese número”, sostiene.
¿Qué viene después de la cima?
Jugar en Estados Unidos lo ayudó a madurar. La capacidad atlética y la capacidad de desarrollar las habilidades al máximo son enseñanzas de la NBA. “Seguir un camino constante, ir mejorando con el correr del tiempo. Fue una oportunidad enorme. Me fui muy joven y haber estado ahí y visto eso en primera persona me ayudó muchísimo a lo que fue mi carrera en Europa”, explica Esteban Batista, quien formó vistió la camiseta de Atlanta Hawks y Boston Celtics.
Pero hay cosas que para él son propias del país. “Aunque uno esté todo el día en el gimnasio va a ser imposible saltar como saltan los de la NBA”. Otra cosa que destaca Esteban de su pasaje es que allí es que aprendés a “manejarte en una liga de esas dimensiones”.
Pero quien sube hasta el punto más alto de éxito, nunca quiere bajar. No es tan fácil aceptarlo. “La nostalgia nunca me abrumó, obviamente que a veces veía partidos o pensaba en eso y ahí decía: ‘que lindo que era eso’. Después que pasa el tiempo y no estás más ahí es cuando lo valorás. A mí me decían ¿cómo te vas a ir de la NBA, estás loco? y no, yo quería seguir jugando. Cuando uno lo vive desde ahí no se da cuenta de cómo se ve desde afuera”.
Exactamente lo mismo le pasó cuando volvió de Rusia en 2008 y se fue a jugar a Santa Fe (Argentina), más cerca de casa, pero también se le pasaban por la cabeza sus anteriores fichajes. “Yo decía pensar que hace unos meses estaba en Europa y ahora estoy acá. Ese es el sentimiento no muy positivo que tuve”. Pero es algo que se va superando y ahora Esteban quiera quedarse en Uruguay.
Se queda en Uruguay; tiene otras prioridades
“Salir del país de paseo”, dice Esteban entre risas. Y aunque ha estado en lugares muy peculiares viviendo, como Israel y China -lugar al que confía que le gustaría volver, pero no a vivir, sino por un par de semanas- a diez días de sus 38 años, prefiere quedarse en su país natal. “Para jugar ya no más, ya viví mucho tiempo afuera”, añade.
Ya no es él solo y su esposa, sino que hace un año y medio la familia tiene una integrante más y su hija forma parte de sus prioridades, que admite “ahora van por otro lado”. “Voy a cumplir 38 años y no voy a tener el nivel que tenía antes. No se me pasa por la cabeza y menos con la pandemia”.