NUEVA YORK
Con 18 años la basquetbolista uruguaya defenderá su beca total en la Universidad de Binghamton en New York, el paso previo a su máximo sueño: llegar a la WNBA.
Desde chica fue una niña muy activa e hizo un montón de deportes. Esto se debe a que los padres de Camila Kirschenbaum fueron deportistas, su madre fue corredora y su padre es profesor de Educación Física y triatleta. “Ellos me contagiaron un poco el amor por el deporte. Yo empecé en el Club Bohemios, iba a la colonia de vacaciones y hacía natación y gimnasia, pero no hacía básquetbol. Estábamos en una clase y a mí me tocó ir a hacerle una prenda al profesor de la escuelita de básquetbol y me dijo si quería probar y yo le dije que sí, y desde ese día que fui a jugar a la escuelita, no dejé nunca más”.
Casi todos sus compañeros eran hombres y solían ser solo dos o tres mujeres en el grupo. “Así fue como empezó mi amor por el básquetbol, fue medio aleatorio”, afirma Camila, jugadora de básquetbol.
Ese DT fue Pablo Proto, quien empujó a Camila al mundo del básquetbol y la dirigió en casi todo su proceso de formativas. “Estuve con él como cinco años, fue el que me enseñó la base de todo y a jugar, yo no tenía ni idea, no sabía picar la pelota”, recuerda.
“Me invitó y yo me copé y seguí”, explica Camila, que cumple 19 el 5 de septiembre y que ahora se prepara para jugar su primera temporada en la División Uno de la Asociación Nacional de Atletismo Universitaria representando a la Universidad pública de Binghamton, una de las mejores de Nueva York.
Tras un viaje un poco tedioso, con muchas escalas y largas distancias en auto durante horas pico, Camila llegó a Estados Unidos hace un mes, cuando la Visa se lo permitió y dentro de una semana comenzará las clases.
“Cuando llegué mis compañeras me recibieron re bien y cuando conocí al plantel y al staff también, súper serviciales y eso me hizo muy feliz porque hoy en día esta es mi familia, porque la verdad es que voy a estar mucho tiempo con ellos”.
As the summer session winds down, here is Camila Kirschenbaum talking about her first month with the program! #BingPride #AEHoops pic.twitter.com/SerlS6NYVN
— Binghamton WBB (@BinghamtonUWBB) August 12, 2021
Irse de casa y sostener una beca completa
Camila es hija única e irse de su casa significa separarse de sus pilares y hacerlo a su edad no es tan fácil. “Irse, sea a donde sea, es complicado. A mí se me hace un poco difícil porque con mis padres vamos para todos lados como un bloque, pero ellos saben que es mi sueño y si ellos me ven que yo estoy feliz, ellos también lo van a estar feliz. Ahora estoy muy contenta y no tengo tiempo ni para extrañar”, sostiene.
La uruguaya está en Binghamton para jugar al básquetbol y para continuar sus estudios. A Camila le otorgaron una beca deportiva del 100% en dicho centro. “Ahora terminó la sesión de verano para arrancar una nueva pretemporada y esta empezaría en noviembre o diciembre, aunque los partidos aún no están fijados, pero tendremos algún amistoso”, asegura la base.
Con un buen idioma, Camila no posee barrera y en esta universidad aspira “a lograr grandes cosas. En lo deportivo espero poder sentirme cómoda jugando y poder aportar algo al equipo. En el torneo de NCAA en la Divisional Uno, que es la mejor competencia universitaria en Estados Unidos y también seguir mejorando como jugadora. Y en los estudios también, quiero aprender de todo, hacerme nuevos amigos, conocer gente, tratar de tener buenas notas y de poder absorber lo máximo posible”.
Así como en las universidades privadas otorgan becas, a donde va Camila también es importante lograr un buen desempeño en ambos. “Los entrenadores piden que tengamos buen promedio, mi beca es deportiva, pero si yo no rindo en lo académico me van a exigir que lo haga. Tenés que saber administrar tus tiempos. Yo tengo una beca total, que no es un chiste, están apostando a mí y es una responsabilidad”.
A fines de 2020 Camila se empezó a interesar por jugar en Estados Unidos y se puso en contacto con el staff con gente de la NBA, que ya había conocido en los campus donde participó en México, Colombia y Chicago. “Genere muchos vínculos muy lindos y ellos me ayudaron para esta instancia, mandaron mis videos entrenadores y se comunicaron. Se me presentaron varias ofertas, tuve zooms con varios técnicos de algunas universidades, pero con Binghamton es donde me sentí más cómoda”, admite.
Para aprender todos
Presiones. Y como a todos los buenos deportistas, la gente espera un muy buen rendimiento por parte de Camila y las exigencias aumentan.
“Me pasa que hay veces que estoy jugando partidos y tengo ese pensamiento de que la gente espera algo de mí, siento que no los puedo defraudar, hay veces que eso te termina perjudicando. No te permite disfrutar el juego y uno juega bien cuando disfruta. El tema de la cabeza es muy importante, las cosas que la gente dice a un deportista no le tendrían que influir a la hora de jugar. Como soy chica yo no lo sé manejar muy bien y no voy a mentir”, admite.
“Soy muy exigente conmigo misma en el deporte y en el estudio. Es difícil lidiar con que si tenés un buen partido te van a decir esto, pero si tenés uno malo van a poner en redes otra cosa. Eso te juega en contra, hay que saber manejarlo”.
Pero Camila trata este tema con su psicólogo y cree que todas las instituciones deberían contar con especialistas que ayuden a manejar las presiones que sufre el deportista”.
Selección uruguaya
Camila fue a todos los Sudamericanos y el primero fue en 2015, con 13. Ganó el bronce en los 3x3 de los Juegos Panamericanos en Cochabamba y le extrañó no estar en el 3x3 preolímpico FIBA de este año en Austria. “Tenía ganas de ir, pero fue una decisión del DT y las cuatro que fueron dejaron a Uruguay en lo alto”.
Camila Kirschenbaum fue la máxima anotadora del Sudamericano juvenil Sub 17, figura en Defensor Sporting y en Europa jugó en Rivas Parque Sur y Unión Esportiva Mataró. Su mayor sueño es llegar a la WNBA (Women’s National Basketball Association) en cualquier equipo, no se pondría “exquisita” con eso.
Su pasaje por España
Camila también jugó en España y lo que más rescata de sus experiencias en el exterior es haber hecho amigos, “aprender cuáles eran las falencias que tenía mi juego, saber qué era lo que tenía que mejorar, no ir tanto al choque abajo del aro ante jugadoras más altas. Y también a madurar, a crecer como persona y jugadora, estar lejos de casa con 17 años te da eso”.