MANO A MANO CON OVACIÓN
"Nos estamos conociendo y eso lleva un proceso. Ojalá que ese proceso sea vistoso y de la mano de resultados, porque lo importante acá son los resultados", afirmó el centrodelantero.
Juan Ignacio Ramírez tenía dos o tres años y ya estaba todo vestido con la indumentaria de Nacional. De pies a cabeza. Esa que tenía a Renner como espónsor y que recuerda a jugadores que la utilizaron, como el Chino Recoba, el Flaco Ravera o Mario Barilko. “Ya desde chicos éramos hinchas. Los tíos, mis viejos, los familiares, la mayoría somos de Nacional y el amor por el club ya empezó ahí. También con la ilusión de los niños del interior que tienen de venir a Montevideo, jugar al fútbol, y principalmente en Nacional. Ya desde chicos arrancamos con mis padres a venir a la cancha y ese fue el punto de partida”, dice el Colo en entrevista con Ovación, después de un entrenamiento que se hizo por la tarde en el Gran Parque Central.
Mercedes, la ciudad de donde es oriundo Ramírez, está separada de Montevideo por 280 kilómetros, pero esa distancia no era impedimento para que la familia viajara a alentar a Nacional a la capital: “Veníamos al Parque Central y veníamos al Centenario también. No veníamos a todos los partidos, porque era imposible, pero sí veníamos a los clásicos, a los partidos de Copa, me acuerdo de aquel recibimiento contra Estudiantes (semifinales de la Libertadores 2009) y de un clásico en el que ganamos con gol de Lodeiro. Después, cuando ya empecé a jugar en Liverpool (13 años) se calmó un poco la ida al estadio, pero desde chico siempre viajábamos. Mucha gente del interior hace el gran esfuerzo de asumir el costo de los pasajes, ir al partido y volver. Para la gente del interior significa mucho, por eso a veces cuando hoy por hoy me toca estar de este lado, hay que valorar esas cosas, valorar el esfuerzo que hace la gente por ir a vernos a la cancha”.
Ramírez recordó que “algunas veces veníamos con amigos de mis padres en auto, y otras veces en ómnibus cuando venía mi madre, que antes quizás el clima era más familiar previo a los clásicos. Eso se ha perdido un poco, pero la pasión de los hinchas sigue estando. A veces teníamos que ir a estudiar al otro día y llegábamos tarde, nos levantábamos e íbamos, pero a veces nos daban autorización para faltar, je”.
La foto en cuestión está en una publicación que hizo su esposa y se viralizó cuando el Colo llegó a Nacional. “Esa foto es bien cuando era chiquito, pero tengo otras, que me las guardo yo. Ya siendo un poco más grande me acuerdo de jugar al fútbol con la camiseta de Nacional y tomaba como referencia a jugadores que estaban jugando en el club. A mí, al ser delantero, siempre me gustó el número 9, y yo seguía en ese momento al Tuna Fornaroli, al Morro, Nico Lodeiro, era una camada muy buena de jugadores que nos hacía ilusionar a todos los hinchas”.
¿Qué cambió de aquel niño ilusionado e inocente al presente jugando en la Primera de Nacional? “Cambió la responsabilidad. Antes lo disfrutaba, ahora sos responsable dentro de la cancha de un montón de alegría de la gente, hay que asumir esa responsabilidad y trabajar día a día, ser consciente que no solamente jugamos con nuestra felicidad y la de nuestra familia, sino también con la de nuestra hinchada, pero yo intento también disfrutarlo y ponerme en la piel de la gente que sufre por el club. Después en la cancha busco entregarme al máximo para que los resultados le hagan bien a uno y a todos los que son hinchas”.
PRESENTE TRICOLOR. “Son muchos cambios. Me estoy insertando en un equipo que tiene muchos nombres nuevos, capaz que era diferente si venía a un plantel armado y por ahí teníamos una idea más clara de juego. Nos estamos conociendo y eso lleva un proceso, ojalá que ese proceso sea vistoso y sea de la mano de resultados, porque lo importante acá son los resultados, y a partir de eso acomodarnos en la parte futbolística, que obviamente estamos lejos de lo que podemos dar porque hay jugadores con mucha calidad y hay varios jóvenes que le pueden dar mucha dinámica al equipo, pero eso lleva una transición, un proceso. Pero estamos en camino a formarlo”.
Ramírez es hoy el centrodelantero titular de Nacional, suplantando a Gonzalo Bergessio, que dejó una huella grande en los tricolores: “Jugar acá te genera esa linda adrenalina de saber que estamos en Nacional y que hay que ganar. Gonzalo dejó una marca en el club que es muy grande, capitán durante muchos años, pero hoy me toca a mí y a Gigliotti ocupar ese lugar y estamos entrando con la ilusión de que el equipo gane, que salga campeón del Uruguayo y que haga una buena Copa Libertadores. Espero que los dos podamos hacer una buena temporada. No me puedo quedar con lo que hizo Gonzalo acá, somos nombres diferentes y jugamos diferente, pero sí que sabemos lo que hizo Gonzalo en Nacional”.
Además, sobre la sana competencia que tiene con Emmanuel Gigliotti, el Colo dijo con claridad que “estamos en un equipo grande, la mayoría sabe que no tiene el puesto ganado, la obligación en el día a día de Nacional cambia muchísimo, es algo lindo porque te exige. Estamos todos para sumar y para que Nacional gane, después obviamente que siempre a uno le va a gustar jugar pero ese dependerá del técnico”.
AYUDA, HERMANOS, TATUAJES. “Yo hace unos años que tengo un coaching, que es Javier Soca, eso ayuda muchísimo al jugador. Cuando fui a Francia no estuve en las clases, pero luego retomé, ayuda muchísimo en el día a día, no solamente en el fútbol. Comencé a ir, me sentí muy bien, de ahí en más, cuando estaba en Liverpool, seguí con eso. Pero no es ir una o dos veces y ya está, es un proceso de autoconocimiento y de tener un diálogo interno adentro de la cancha para generar mayores resultados en uno mismo y en ese camino estamos trabajando todas las semanas”, contó Ramírez, que a sus 25 años transmite calma y madurez en sus declaraciones.
El Colo juega con su hermano Santiago en Nacional, que es cinco años menor. Ayer, en la práctica de fútbol entrenaron juntos en el equipo titular debido a una molestia que sufrió Brian Ocampo, lo que provocó que Santi se colara en la oncena inicial, con chances de poder jugar el domingo.
“Nosotros nos empezamos a entender un poco más cuando pasó lo de la cuarentena en 2020, que yo estaba en Liverpool, que nos fuimos a Mercedes y estuvimos un mes entrenando solos con un profe amigo, ahí agarramos conocimiento de los movimientos de cada uno. Ahora lo estamos llevando adelante al igual que con los otros compañeros, es un proceso de adaptación”, cuenta con confianza.
Ramírez tiene un montón de tatuajes en el cuerpo: “Algunos tienen un significado y otros son por estética nomás. Tengo tatuado el nombre de mi hermano, la fecha de mis padres, la cara de mi hija, uno con mi señora y después alguno que me gustó y me lo hice nomás”, contó quien ya sabe cuál será el próximo. “Estoy esperando para tatuarme a mi hijo pequeño, je. Es el que me falta. Creo que va a ir en el pecho”, concluyó.
El domingo Nacional recibirá a Liverpool: “Va a ser un partido especial, ya me lo estoy imaginando desde el primer día que firmé con Nacional. Tengo un sentimiento muy grande por Liverpool por todo lo que me dio de chico, por el cariño que la gente me tiene y yo a ellos, sé que algunos están enojados, pero son los mínimos. Yo estoy de este lado y quiero ganar, tengo muchos amigos ahí, va a ser muy especial por todo lo que viví”. Y reflexiona que “si me toca hacer un gol no lo voy a gritar por el respeto a la gente, a los excompañeros, por los dirigentes, por el presidente. Yo soy el goleador histórico de la institución, esos jugadores dejamos una huella porque ganamos títulos”. Con 83 goles, Ramírez es el máximo goleador de la historia de Liverpool. Además, ganó un Intermedio, una Supercopa y un Clausura.
Saint-Étienne: ya dio vuelta la página
Sobre su pasaje por el Saint-Étienne de Francia, donde estuvo apenas un semestre y jugó poco, no quiso profundizar demasiado: “No le busqué muchas explicaciones, ya di vuelta la página rápido. Lo tomo como una experiencia positiva de haber estado en el fútbol europeo. Me costó la adaptación pero a las pocas semanas estaba a la par del grupo. No tuve los minutos que necesitaba para afianzarme, hubo un tema del idioma y de conocimiento de todo”.