FÚTBOL INTERNACIONAL
El choque de estos dos pesos pesados en Milan-Inter empezó mucho antes
La pelea verbal entre Zlatan Ibrahimovic y Romelu Lukaku durante el partido del martes entre Milan e Inter por la Copa Italia, que pudo terminar en un combate boxístico si no hubieran intervenido otros jugadores, fue la última expresión de la enemistad que los separa desde hace años.
Según recordó la prensa europea, todo comenzó en 2017, cuando Manchester United contrató al delantero belga para cubrir la ausencia del sueco, que sufrió una rotura de ligamentos cruzados. Lo curioso es que ambos tenían el mismo representante, Mino Raiola. Cuando le preguntaron qué camiseta usaría, Lukaku eligió la 9, justo la de Ibrahimovic. Romelu asegura que le pidió permiso a Zlatan, pero eso es improbable.
Como compañeros en el United compartieron pocos minutos en la cancha, antes que Ibrahimovic dejara el club. Pero en un entrenamiento se produjo otro episodio que los alejó todavía más. Se asegura que Lukaku, delantero de gran fortaleza y variedad de recursos, falla sin embargo en el control sutil de la pelota. Entonces Zlatan lo desafió con segunda intención.
“Te doy 50 libras cada vez que consigas controlar la pelota”, le dijo. “¿Y si controlo todos los balones tú qué me das?”, le respondió Lukaku. “No te daré nada, pero tú conseguirás ser mejor futbolista, y eso ya es bastante”. La versión del diálogo es del propio Ibrahimovic en una entrevista con La Gazzetta dello Sport. Y concluyó Ibra: “Nunca aceptó el reto. Tal vez tenía miedo de perder”.
El martes, la discusión entre ambos fue muy dura. “Llama a tu mamá, ve a hacer tus rituales vudús de mierda, pequeño asno”, atacó el sueco a Lukaku en la discusión. “¿Quieres hablar de mi madre? ¿Por qué? Vete a la mierda, tú y tu madre. Hablemos de la tuya, de tu madre: es una p...”, respondió el belga.
La referencia a los rituales vudú tiene su origen en una frase de un dirigente de Everton en 2018, en las que afirmó que el goleador belga no había querido ampliar su contrato con el club debido a un mensaje vudú transmitido por su madre. El jugador, a través de un allegado, negó el episodio y se presentó como católico.
Pese a que ambos recibieron solo tarjeta amarilla por su enfrentamiento, la prensa italiana fue muy dura, acusándolos de convertir el estadio San Siro en un “ring de boxeo”.