Los hinchas se rebelan contra los poderosos dueños de los clubes

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Protesta de hinchas del Manchester United
OLI SCARFF

FÚTBOL INTERNACIONAL

En Inglaterra los aficionados plantean una ley para defender sus derechos, con apoyo del Gobierno y la Corona

Los hinchas de fútbol ingleses solían tener mala fama gracias a las correrías violentas de los hooligans, pero es un mundo demasiado grande como para reducirlo a los revoltosos: en 2019, antes de la pandemia, asistieron más de 33 millones de espectadores a los partidos por las cuatro ligas profesionales británicas. Entre ellos, hay muchos aficionados organizados para defender sus derechos, sobre todo contra la prepotencia de los dueños de los clubes.

En ese sentido, la Football Supporters Association (FSA), la organización que agrupa a los hinchas de Inglaterra y Gales, impulsa un proyecto de ley que les asegura el veto en la administración de los clubes. Para ello cuentan con dos importantes apoyos: el Gobierno y la Corona.

Desde los propios orígenes de la liga inglesa, la inmensa mayoría de los equipos son sociedades anónimas, con uno o más propietarios. De esa forma, los clubes se compran o se venden, como un coche, una casa o una empresa. Es un modelo muy diferente al habitual en América del Sur, donde las instituciones deportivas son sociedades sin fines de lucro, que a menudo practican más de una especialidad.

Sin embargo, el “formato inglés” avanza en el mundo, en forma directa o a través de las “sociedades anónimas deportivas”, presentes incluso en Uruguay. Un modelo intermedio se da en Alemania, donde los clubes son sociedades comerciales, pero los socios se reservan el 50 más uno de las acciones.

La llegada de grandes inversores, como los cataríes dueños del PSG o los de los Emiratos Árabes en Manchester City, con cuantiosos fondos para invertir en transferencias de jugadores, podría ser el sueño de cualquier hincha, pero salvo en la Premier League o en contados equipos del resto de Europa, son situaciones raras.

Y justo en el seno de la Premier se produjo la primera gran revuelta de los hinchas contra los propietarios. El rechazo tajante de los aficionados a la Superliga europea, organizando manifestaciones frente a los estadios, representó el primer frenazo a esta iniciativa multimillonaria que afectaba las bases tradicionales del fútbol. “Somos hinchas, no clientes”, decía una de las muchas pancartas exhibidas.

Eso llevó a que los ingleses involucrados (Manchester United y City, Liverpool, Arsenal, Tottenham y Chelsea) se retiraran del proyecto, que no demoró en implosionar.

“Nos reunimos con la parlamentaria Tracey Crouch, que fue ministra de Deportes, y con el príncipe William, que será nuestro rey y que también preside la Federación Inglesa. Tenemos su respaldo. No solo las organizaciones de hinchas impulsamos un cambio legal en la forma en que debe gestionarse el fútbol”, declaró Kevin Miles, presidente de la FSA

“Esto es un movimiento que engloba todos los niveles de la sociedad. Hay una toma de conciencia de lo importante que es el fútbol para el interés de la comunidad y nuestra cultura. No podemos permitir que se autodestruya por la codicia de quienes piensan que esto es solo un producto televisivo”, agregó el dirigente de los aficionados.

El primer ministro Boris Johnson se había comprometido en la campaña para las elecciones de 2019 a realizar lo que denominó “Revisión de la gobernanza del fútbol conducida por los aficionados”, en respuesta al a conmoción generada por la desaparición de varios clubes centenarios debido a la mala gestión de sus dueños. Ante la movilización de los aficionados, creó un comité parlamentario que trabajará con la organización de los hinchas para redactar un proyecto de ley sobre la base del plan de la FSA.

En Inglaterra ya hubo dos acciones importantes de hinchas defraudados por los dirigentes de sus clubes. En 2002, el Wimbledon FC de Londres se mudó a otra localidad, Milton Keynes, y cambió su nombre por MK Dons, además de vender su estadio. Sus seguidores, furiosos con esa decisión que fue aprobada por la FA, fundaron el AFC Wimbledon. Lo anotaron en la novena división. Y desde entonces han estado ascendiendo casi sin pausas hasta la tercera categoría. Hace poco también inauguraron su propio estadio, a poca distancia de donde estaba el anterior.

Otro caso es el United of Manchester Football Club. Fue creado en 2005, cuando el famoso Manchester United fue vendido al magnate estadounidense Malcolm Glazer, que solo lo quería como inversión y de hecho nunca visitó el estadio Old Trafford. El nuevo club, que usa un uniforme idéntico al de su “pariente”, también tuvo buenas campañas en las divisionales de ascenso y ahora se encuentra en el séptimo escalón.

Por supuesto, los nuevos clubes están lejos de alcanzar la importancia de los originales, en especial el Manchester United. Pero sus impulsores recuerdan que la gloria de estos equipos se forjó a través de muchos años y ellos están caminando rápido hacia sus objetivos.

El movimiento de los aficionados ingleses no es único. En 2016 se formó en Argentina una “Coordinadora de hinchas” ante la proliferación de declaraciones de dirigentes de clubes y algunos políticos para convertir a los clubes en sociedades anónimas.

El grupo planteó entre sus objetivos: lograr una mayor implicación de los socios, combatir por conservar el carácter popular de las instituciones que no son sólo clubes de fútbol profesional” y “denunciar los abusos de las corporaciones pasando por encima de los aficionados, así como la defensa de los deportes amateurs y las actividades sociales, llamar la atención sobre los problemas de género en el deporte, la represión policial en los estadios y los precios abusivos de las entradas.

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