COPA LIBERTADORES
Con Gustavo Gómez como abanderado, con un estratega portugués y con un uruguayo en el equipo titular, el Verdao ganó su tercera Copa Libertadores.
En la previa al partido la relación de hinchas de Flamengo por sobre los de Palmeiras en la ciudad era de 10 a 3, prácticamente lo mismo que dentro del Estadio Centenario. Quizás una relación parecida era la que tenían los equipos en cuanto al favoritismo, volcado al Mengao, que llegó al Estadio Centenario convencido de que podía volver a levantar el trofeo de la Copa Libertadores, tal cual lo había hecho en 2019, cuando sobre el final venció al River de Gallardo. La sensación, tanto en Brasil, como en los hinchas que llegaron a Uruguay, era que Flamengo era superior a Palmeiras; así lo evidenciaba la algarabía que tenían en la previa los hinchas del equipo con más fanáticos de Brasil.
Pero el campeón fue Palmeiras. Así, el Verdao se transformó en bicampeón de la Libertadores y triple ganador de América, si le sumamos la obtenida en 1999. Desde el 2001, cuando Boca Juniors lo hizo, que un equipo no lograba ganar dos copas de manera consecutiva, con la curiosidad que el equipo paulista lo hizo en apenas 10 meses, porque la Copa Libertadores 2020 se terminó en febrero del 2021.
Palmeiras fue el campeón porque jugó de una manera muy inteligente. Porque tuvo un entrenador -el portugués Abel Ferreira- que ideó una estrategia que le salió a la perfección y porque contó con un grupo de jugadores que entendió cómo le tenían que jugar a un equipo como el de Flamengo, plagado de estrellas.
Palmeiras encontró el primer gol apenas a los 5’, gracias a un pase magistral de Gustavo Gómez, una corrida del lateral Mayke y una precisa definición de Raphael Veiga.
De ahí en más, el Porco, como también lo apodan a Palmeiras, no se preocupó por tener la pelota, se cerró notablemente en defensa y apostó al contragolpe, donde fueron clave tanto Dudú como Rony.
En defensa, los dirigidos por Ferreira armaron una línea de cinco defensores, con Joaquín Piquerez siendo prácticamente un zaguero más y Gustavo Scarpa como lateral por izquierda. Flamengo se malhumoró porque no encontró los espacios y tuvo la más clara en Giorgian De Arrascaeta, quien giró exigido dentro del área después de un cabezazo de Bruno Henrique, pero Weverton logró atajar.
ROJO Y NEGRO. El segundo tiempo fue todo de Flamengo, a excepción de un tiro de Rony a los 52’ (pase de Piquerez), que obligó a Diego Alves a realizar una formidable atajada a mano cambiada.
El trámite del juego dejaba la sensación de que el gol del Mengao estaba al caer, aunque fue recién a los 71 que llegó a la igualdad por intermedio de Gabriel Barbosa tras un medido pase de De Arrascaeta. Gabigol metió la pelota en el primer palo de Weverton, que no tuvo la mejor respuesta, ya que ese lugar debía estar custodiado por él.
El grito de gol de los hinchas de Flamengo que agotaron sus boletos fue ensordecedor. Flamengo sabía que había logrado lo más difícil contra un equipo que se había cerrado muy bien y que tuvo al paraguayo Gustavo Gómez como líder, como estandarte, ganando infinidad de duelos.
Palmeiras aguantó -incluso salvándose en una jugada en la que Michael se le va a Piquerez y la pelota pasa cerca del vertical - y el encuentro se fue a la prórroga, donde los físicos empezaron a sentir el trajín del juego.
EL DESENLACE. Pasó algo similar a lo que sucedió en el primer tiempo, ya que a pocos minutos de iniciado el alargue, Palmeiras pudo anotar. A los 94’ Flamengo movió la pelota en el fondo, Andreas Pereira (un futbolista que está a préstamo del Manchester United) dudó qué hacer y cuando intentó reaccionar ya era tarde porque Deyverson le robó la pelota, quedó mano a mano con Alves, volcó su cuerpo a un lado y mandó la pelota al fondo del arco para el segundo gol de Palmeiras, que esta vez aguantó hasta el final y se quedó con un nuevo título de la Copa Libertadores, muy festejado.
Por una semana Montevideo fue el centro del continente y estuvo a la altura de las circunstancias con un Centenario que lució espectacular.