Pedro Cardoso: jugar con los ligamentos rotos por 15 años, su curiosa llegada a Peñarol y el pase caído por un millón

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Foto: archivo El País.

ENTREVISTA

El histórico goleador de Rocha hoy vende hamburguesas junto a una de sus hijas y está alejado del fútbol: "Yo hice lo posible con la conducta mía para no llegar más lejos. Me gustó toda la vida salir"

"Vieja, ¿cómo es el número del teléfono fijo de acá?” le pregunta a su madre mientras el periodista de Ovación espera al otro lado del teléfono. “Llamame ahí que se va a escuchar mejor”, añade y corta. Cuando vuelve a atender pide disculpas y empieza a responder las preguntas. “Sí, estoy medio perdido del fútbol. Cuando estás muchos años en ese ambiente te cansás”, reconoce a los 46 años quien es el máximo goleador de la historia de Rocha con 49 goles: Pedro Cardoso

“Ahora estoy trabajando con mi hija, que con mi yerno venden hamburguesas de jueves a domingo. Es un delivery, hacemos eventos, salimos a ferias, las hacemos caseras y después se venden. Mi yerno está en la planta y yo lo ayudo con los panes y eso, lo que sí no atendemos al público”, señala Pedro con el acento característico de Rocha, departamento en el que sigue viviendo junto a Carla, su pareja, y dos de sus hijas. En total tiene cuatro y todas son mujeres.

“Trabajé de todo, me revuelvo con lo que pueda... Si sale para ir a pintar a una casa voy y la pinto; si sale para ir a cortar un pasto voy y lo corto. Ahora estoy más con el tema de las hamburguesas, pero hago de todo”, cuenta.

TÍTULO DE ORO. “La gente sí me conoce porque Rocha es chiquito, es un pueblo chico y nos conocemos todos, pero la mayoría ya se olvidó de lo que fue el campeonato, el 7 de diciembre pasa como un día más. Creo que va a ser el título más importante que tiene Rocha como departamento y futbolísticamente. Para nosotros, los jugadores, y el cuerpo técnico de ese momento, no es un día más”, explica sobre aquel título del Apertura que consiguió Rocha en 2005, que rompió con todos los pronósticos y que fue el primero que ganó un equipo del interior.

“Hay un dirigente, el Catete Sosa, que siempre hacía una comida los 7 de diciembre hasta hace algunos años en un pueblo chico que hay acá, que queda a 30 km. Íbamos 10 o 12 jugadores pero hace un par de años que no la hace porque Catete estuvo medio jodido. Llegó a ir hasta Luis González, nuestro técnico del 2005”, cuenta Pedro, quien atribuye ese título a la madurez y unión de ese plantel. “¡Lo que fue la caravana desde La Paloma, donde era la concentración, al Sobrero para ir a jugar el partido en el que fuimos campeones! La euforia era tremenda”, dice.

Cardoso jugando en el Centenario con Rocha. FOTO: Archivo El País.
Cardoso jugando en el Centenario con Rocha. FOTO: Archivo El País.

Y en la celebración tuvieron que hacer un acuerdo con el DT: “El festejo estuvo bueno... En un momento Luis quería cortarlo a las 2 de la mañana, pero llegamos a un acuerdo para que fuera un poquito más tarde, je. Después teníamos que volver a concentrar porque jugábamos con Peñarol la última fecha”.

En ese Campeonato Uruguayo de 2005/2006, Nacional, conducido por Martín Lasarte, logró el bicampeonato al vencer 4-1 en la final de ida en el Sobrero con dos goles de Sebastián Vázquez, uno de los Luis Suárez y otro de José Luis Garcés, y 2-0 en el Parque Central con goles de Suárez y Vázquez.

Por esa actuación Rocha se ganó el derecho a jugar la Copa Libertadores. Quedó en el tercer lugar del grupo con cinco puntos, en una serie que también integraban Vélez, Liga de Quito y Universitario. “Para nosotros era todo nuevo, había unos cuantos que nunca nos habíamos subido a un avión, que no conocíamos nada afuera de Uruguay, y ta, era todo nuevo. Solo dos o tres, como Heber Caro o Diego Ciz habían viajado en avión, para el resto era una vivencia nueva. En el arranque tenía un poco de temor, pero después el avión es como un ómnibus, je”. 

PEÑAROL. La foto de perfil que tiene Cardoso es su WhatsApp es la entrada al Campeón del Siglo. Eso habla a las claras de su fanatismo por el aurinegro, en una pasión que compartía con su padre fallecido. Y tuvo el privilegio de poder jugar en el club de sus amores después de haber sido goleador del Uruguayo y la revelación del Rocha campeón, aunque nunca se pudo afianzar; sobre ese aspecto, señala: “Es una pregunta que hasta yo me hago. Cuando fui ya sabía que Gregorio (Pérez) no quería un 9 como yo, quería un 9 alto, aunque después tuve la chance de jugar. Jugué contra Rocha de arranque, hice tres goles, después hago un gol contra Rentistas, que ese sí lo pude festejar, pero cada vez jugaba menos tiempo y se complicó. Uno va perdiendo la confianza también. Ojo, no le echo la culpa a Gregorio, la verdad que es un señor como persona y como técnico. Me quedo con que pude cumplir el sueño de jugar en el cuadro que fui hincha toda la vida”.

Pedro Cardoso con la camiseta de Peñarol mano a mano con Mario Álvarez, de Wanderers. FOTO: Archivo El País.
Pedro Cardoso con la camiseta de Peñarol mano a mano con Mario Álvarez, de Wanderers. FOTO: Archivo El País.

Y explica aún con más detalles que “en los últimos cinco o seis partidos ya entraba 10 minutos, 15. En el último partido que nos jugábamos la vida, que lo perdemos 4-1 contra Danubio en el Centenario, ese día Gregorio no me pone, hace los tres cambios y no me pone. Ahí tomé la decisión que me iba, porque si en el partido que nos jugábamos la vida no me ponía quería decir que no me iba a poner más. Para lo mejor se fue el Flaco Delorte y fue cuando vino Silvio Méndez y ta... Hoy lo pienso y me tenía que haber quedado indudablemente”. Es que le quedaban seis meses más de contrato y decidió rescindir, momento en el que volvió a Rocha. 

JAPÓN. Si uno repasa la carrera de Pedro Cardoso llama la atención que con la cantidad de goles que hizo nunca salió al exterior. Se formó en su equipo, el Lavalleja de Rocha, aunque estuvo un tiempo en Huracán Buceo debutó en Primera en Rocha en el 2000 de la mano de Juan Ramón Carrasco, pasó por Peñarol, River Plate y no volvió a jugar más de manera profesional.

Pero oportunidades de emigrar tuvo: “En cierto momento hubo un pase que estaba hecho para Japón, pero por el tema representantes en el medio se trancó todo. Después, por la buena Copa que yo había realizado, tuve chances de ir a Ecuador, pero se caían todos los pases. La verdad es que hasta el día de hoy no me explico por qué no salían”, dice. 

“A mi representaba Sergio Arakelian, pero después, cuando era un pase para afuera, ya había mucho más gente metida en el medio, y estoy seguro que no pasó por él, pasó por la gente ajena. Cuando tenía el pase para Japón, me ofrecieron una plata y resulta que era el 10% de lo que me pagaba el club”, cuenta.

¿Cómo se enteró? ¿Qué pasó? “Me enteré por el entrenador, que era un español, porque me llamó y me dijo ‘mirá, Pedro, ¿cómo puede ser que no te sirva un millón de dólares?’ ‘Pero pará, a mí no me están dando un millón, me están dando 100.000 dólares’ le dije. Y él me contó que 200.000 dólares eran para la gente que hacía el negocio y un millón para mí. En ese momento dije que no, el pase se cayó y me di cuenta de toda la gente que estaba metida en el medio, porque a los pocos minutos me llamó un tipo mexicano, otro de Argentina y tres de Uruguay”. 

Cuando el rochense jugaba en River Plate. FOTO: Archivo El País.
Cuando el rochense jugaba en River Plate. FOTO: Archivo El País.

LESIÓN. “Yo jugué con el ligamento cruzado roto desde los 15 años”, dice Pedro sin tapujos mientras que de fondo de escuchan los ladridos de los perros en la casa de su madre. “Fui a Huracán Buceo en el 97, pero nunca jugué, fue cuando me rompí los ligamentos, que me operan y salió todo mal, me dijeron que al mes caminaba, que a los seis meses jugaba y estuve dos años sin jugar. Seguía roto. Volví a jugar en Rocha en el 2000 cuando vino Carrasco. Ahí la rodilla aguantaba, yo siempre con los técnicos que venían acá hacía un trabajo diferenciado. Cuando había que hacer trabajo fuerte no lo hacía, realizaba bicicleta para que no golpeara tanto la rodilla. Lo mismo en Peñarol”, recuerda. 

Pero el caso curioso se dio cuando fue a hacerse la revisión médica a Peñarol: “Alfredo Rienzi me preguntó si había tenido lesiones graves, ‘bueno, tengo roto el ligamento cruzado’ y me quedó mirando con una cara, je. Me dijo ‘yo no te puedo avalar un contrato así’. Y yo le respondí ‘bueno ta, igual hágame la resonancia que se va a dar cuenta’. Me la hizo y cuando fui al otro día me dijo ‘¡es verdad lo que me dijiste! Y recuerdo que le respondí ‘yo juego así, a mí no me duele’. Al final él se hizo responsable, firmó un documento con el contador Damiani en el que él se hacía responsable que yo iba a jugar. Y de los 18 partidos estuve a la orden en 17...Y el único que no estuve fue porque me sacaron líquido de la rodilla un jueves porque jugábamos el domingo, y adelantaron el partido para el sábado; ese cambio me mató”. 

El día que Cardoso se fue a hacer los estudios médicos a la clínica de Rienzi. FOTO: Archivo El País.
El día que Cardoso se fue a hacer los estudios médicos a la clínica de Rienzi. FOTO: Archivo El País.

Pedro no se guarda nada, habla con sinceridad y no mira para atrás. “Hay veces que tenés que tener suerte en el fútbol, no son solo las condiciones. Hay otros temas también, yo hice lo posible con la conducta mía para no llegar más lejos. Me gustó toda la vida salir y bueno, estando en Peñarol la verdad que no, me cuidaba, pero estando acá en Rocha uno tiene otra libertad para salir. No tomaba alcohol antes de los partidos, porque después el que sufría en la cancha era yo, pero después si tomaba. Quizás me arrepiento ahora de algunas cosas que hice en esos momentos. Los que me querían me aconsejaban, pero yo era terco, hacía lo que quería. No me gusta mucho mirar para atrás, me quedo con haber llegado al equipo que quise llegar y con que siempre dije que le iba a traer una camiseta de Peñarol a mi viejo y que lo pude cumplir: se la traje, el día que firmé se la di. Ya está, no se puede mirar para atrás”, concluye.

en el inicio del proceso tabárez

La selección y por qué la tuvo que abandonar

En el inicio del proceso Tabárez, Cardoso fue llamado a la selección para jugar un amistoso. “Entrenábamos dos veces por día, al sexto no podía más, le dije a Tabárez y él llamó a Alberto Pan. Les dije que estaba jugando con el ligamento roto, me miraban y no me creían, je. Tenía la rodilla toda hinchada y no lo podían creer cómo aguantaba. No tengo fotos, pero le regalé un cuadro a mí padre con la citación, donde te decía a qué hora tenías que estar en el complejo. El maestro me dijo que si en algún momento me recuperaba, iba a volver. Yo ya tenía 31 años y sabía que iba a ser difícil". 

Cardoso en el Complejo Uruguay Celeste. FOTO: Archivo El País.
Cardoso en el Complejo Uruguay Celeste. FOTO: Archivo El País.

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