TORNEO INTERMEDIO
El aurinegro venció a Nacional con un gol del debutante Ariel Nahuelpan que no debió valer; mal arbitraje de Pablo Giménez, quien perjudicó al tricolor.
Peñarol festeja luego del triunfo 3-2que significó su primer triunfo clásico en el Campeón del Siglo, además de recortarle tres puntos a su tradicional rival en la Tabla Anual y quedar a 10 unidades, aunque con un partido menos jugado. Nacional mastica la bronca por sentirse (y haber sido) perjudicado por el árbitro Pablo Giménez.
Ariel Nahuelpan es otro de los que celebra, porque luego de un largo tiempo de espera tras su llegada a Peñarol hizo su debut y fue con gol. Y nada menos que el de la victoria. El “9” goleador que tanto aguardaba parece haber llegado, porque le bastaron 15 minutos para anotar.
Sin embargo, su gol no debió haber sido convalidado y el partido debió haber finalizado 2-2. El argentino claramente invadió el área antes de que Agustín Álvarez Martínez ejecutara el penal que fuera detenido por Sergio Rochet. Es cierto que al mismo tiempo invadió un futbolista de Nacional, pero la regla es clara: “Si un jugador del equipo defensor y otro del equipo atacante infringen las Reglas de Juego (en la ejecución de un penal) se repetirá el tiro”. Así lo expresa la Regla 14-El Tiro Penal. Giménez debió haberlo visto, porque estaba de frente, pero no lo hizo y convalidó un gol que configuró primero que nada un triunfo y además una injusticia.
El 2-2 hubiera estado bien, porque los dos hicieron los méritos suficientes como para sumar. Fue un clásico bastante bien jugado, con aciertos y errores tácticos de los técnicos que terminaron favoreciendo un espectáculo que, en la previa, prometía poco.
Entre los aciertos se cuentan que Mario Saralegui le dio libertad a Facundo Torres para que se transformara en figura y pico al ganar todos los mano a mano y sembrar muchas amarillas en los rivales. Entre los de Jorge Giordano fue haber alineado un mediocampo con dinámica y desdoble, así como haber utilizado a Santiago Rodríguez que con su movilidad complicó mucho.
¿Y los errores? El del técnico aurinegro, haber puesto a Robert Herrera en el lateral derecho; el del tricolor haber utilizado a Rafael García de zaguero, responsable directo del segundo gol aurinegro. Ambos lo subsanaron y corrigieron a tiempo.
Peñarol tuvo velocidad, fue más vertical y profundo. Nacional fue metódico, más seguro con la pelota y tuvo en el interminable Chory Castro a su figura más desequilibrante, pero no encontró compañía, porque Bergessio volvió a ser una figura nominal.
Luego del 2-2 pareció que el tricolor seguiría de largo, pero dejó pasar su momento y Peñarol terminó consiguiendo un triunfo tan festejado como histórico, inmerecido y polémico.