MUNDIAL DE QATAR 2022

DIEGO DOMÍNGUEZ

Hay imágenes que lo muestran a centímetros del balón. Otras que evidencian que su flequillo aparentemente rozó la pelota. Entre todo ese manto de dudas hay una única certeza: Cristiano Ronaldo celebró el primer gol de Portugalcasi tanto como si hubiese sido suyo porque en su mente hay un solo objetivo: ganar la Copa del Mundo como de lugar, así sea sin sus goles.

Lo dejó claro en una entrevista exclusiva que concedió semanas atrás al periodista Piers Morgan y lo volvió a repetir ayer, con la selección uruguaya enfrente. Su ceño fruncido cambió al instante por una sonrisa que se dibujó en su rostro ni bien el centro de Bruno Fernandes terminó en el fondo de la red.

En sus primeros toques, el portugués ya había dado señales de que era uno de sus días, sin la necesidad de estar involucrado en el juego al 100%. Le bastó un toque de pecho para dejársela servida a William Carvalho, quien pateó de frente al arco y la mandó por arriba del horizontal. Y terminó de probarlo 34 minutos después, con un recurso casi idéntico, cuando se la bajó a sí mismo para definir ante un muy atento Sergio Rochet, que salió a achicarlo a tiempo.

En la primera parte también se lució con pases de taco y sacó provecho de su potencia para ganarle en un salto a Mathías Olivera y habilitar a Fernandes, que en esa oportunidad probó sin suerte pegarle de afuera del área.

Sustituido a los 81 minutos, intervino menos en el complemento, pero fue clave en el gol que abrió el partido a los 54. Y podrá gustar más o menos, pero Ronaldo (37) readaptó su estilo de juego desde hace algunos años -condicionado por su edad- y ayer volvió a demostrar que aún está vigente.

No es el mismo que se enfrentó a Uruguay en el Mundial de 2018: no tiene la velocidad ni la gambeta de aquel entonces, que lo hacía sacarse a dos o tres rivales de un pellizcón. Pero es lo suficientemente técnico e inteligente para marcar la diferencia con pequeñas intervenciones.

Portugal no giró su juego solo entorno a su figura, aunque igualmente el puntero devenido en centrodelantero se las ingenió para colarse a espaldas de la defensa y por momentos desligar su rol a arrastrar marcas. Si bien la del 2022 ha sido una versión atípica de Ronaldo, ya no necesita de goles para marcar la diferencia.