EL CASO MESSI-POCHETTINO
A ningún futbolista le gusta salir de la cancha, y menos a las figuras. Un repaso de algunos casos
Se trataba de Lionel Messi y del PSG, cuyo millonario matrimonio hizo hablar a todo el mundo. Por eso, cuando aparece un tercero que parece afectar la tranquilidad de ese vínculo se produce un gran alboroto. Aunque se trate de la legítima decisión del técnico de reemplazarlo durante un partido. Por eso lasalida del argentino el pasado domingo ante el Lyon cuando todavía quedaba un cuarto de hora por jugar se convirtió en noticia.
Se sabe que a ningún futbolista le gusta salir anticipadamente de la cancha, salvo lesión o fatiga. Y a las grandes figuras les gusta todavía menos, incluso porque no están acostumbrados.
Por supuesto, es raro que se resuelva la salida de una estrella, salvo casos de fuerza mayor, porque aunque esté atravesando un mal día siempre se puede esperar algo más del crack .
Sin embargo, hay antecedentes, incluso con Messi, quien una vez rechazó su cambio en Barcelona por orden de Luis Enrique. El partido de 2014 con Eibar estaba liquidado, faltaba poco y el técnico quiso cuidar a su estrella para los compromisos que se aproximaban por la Champions. Pero Lio dijo no y terminó saliendo Neymar.
Las reacciones del futbolista llamado a ser reemplazado pueden ser de negativa, de simple acatamiento a la decisión técnica o irse después de realizar un berrinche a la vista de todos.
Un ejemplo de un jugador que frenó su cambio es el del arquero español Kepa Arrizabalaga, cuando defendía al Chelsea en la final de la Copa de la Liga inglesa de 2019 ante Manchester City. El técnico Mauricio Sarri ordenó la salida de Kepa (quien había sufrido calambres un rato antes), cuando se aproximaba la definición por penales para dar ingreso al argentino Willy Caballero. Kepa rechazó la orden con gestos muy ostensibles y se quedó en la cancha. Y no puedo evitar la derrota de su equipo en la serie de penales... Al otro día tuvo que pedir disculpas en un comunicado.
Una vez, cuando dirigía al Bayern Munich en un partido por la Bundesliga, el técnico italiano Carlo Ancelotti sacó al holandés Arjen Robben. Este salió, pero su enojo quedó claro: saludó al compañero que lo reemplazaba y al banco de suplentes con choques de manos tan fuertes que parecían puñetazos…
En Argentina tuvo repercusión lo ocurrido en un encuentro River-Racing de 1996. El técnico “millonario” Ramón Díaz ordenó la salida de Ariel Ortega, pero el “Burrito” aparentemente lo rechazó y el que terminó siendo reemplazado fue su compañero Roberto Monserrat. Ortega haría el gol de la victoria esa tarde, lo cual convirtió el caso en toda una leyenda. Sin embargo, los protagonistas aclararon después la realidad del episodio: Montserrat se había golpeado y tenía un tajo en la pierna, por lo cual debía salir. Ortega, en vez de negarse a ser sustituido, le estaba avisando de la lesión de Monteserrat a Díaz.
URUGUAYOS. Una vez Juan Alberto Schiaffino, cuando dirigía a Peñarol, reemplazó a Fernando Morena en los minutos finales de un partido que su equipo ganaba por la Copa Libertadores. La reacción del goleador fue preguntarle al técnico, con un visible gesto de asombro, si era a él a quien reemplazaba. Pero después accedió a retirarse. El tema fue muy comentado por esos días.
Unos pocos años después, Juan Ramón Carrasco mantenía una relación difícil con el técnico de River, Ángel Labruna. Pese al plantel de estrellas del club argentino, el uruguayo pensaba que debía ser titular. Medios argentinos recuerdan que un día, cuando estaba por ejecutar un corner, JR vio que se preparaba Leopoldo Luque para sustituirlo. Su reacción fue tirar el corner afuera, a propósito, antes de retirarse del campo.
También están los casos de futbolistas que se resisten a salir porque quieren seguir luchando por su camiseta pese a que sufren algún problema físico. El mejor ejemplo es el de Álvaro Pereira ante Inglaterra, por el Mundial de Brasil. Aquella tarde el entonces lateral celeste sufrió un rodillazo involuntario de Sterling en la sien que lo dejó tendido en el césped. Después de unos segundos se levantó, dando señales de estar aturdido. Pese a la insistencia del doctor Alberto Pan para que saliera de la cancha, Palito se quiso quedar y jugó hasta el final.
Maradona vs. Bilardo
Diego Maradona, después de cumplir su primera suspensión por dopaje, se fue a jugar al Sevilla, donde estaba Carlos Bilardo como entrenador. Allí estuvo una temporada apenas regular. Cuando les tocó enfrentar al Burgos, Bilardo le pidió a Diego que jugara infiltrado. Sin embargo, cuando se disputaba el segundo tiempo, el técnico decidió reemplazarlo.
Mientras salía, Maradona insultó a Bilardo y lo desafió a pelear. Y efectivamente, terminaron a las piñas. Así lo contó, años después, el propio técnico: “Yo en la cancha no me di cuenta del insulto. A la noche, veo en la televisión que me había puteado.Fummm... Me fui a la casa. No estaba, se había ido a Madrid. Lo esperó en el entrenamiento del martes, pero Maradona no apareció. “A la tarde me fui para la casa -continuó Bilardo- y nos peleamos, nos agarramos a trompadas. Enseguida Claudia y Franchi (la esposa y el representante del jugador) nos separaron. Pero esos días, entre domingo y martes, no dormí”.
Maradona lo relató así en el libro Yo soy el Diego de la gente:
"(Cuando ) vi que el árbitro paraba el partido para hacer un cambio. Miré para el banco y vi la chapa número diez. ¡No lo podía creer! Pensé que era un error, que era un cambio de los otros… Pero no, Bilardo me sacaba a mí, diez minutos después de haberme hecho comer tres brutas inyecciones. Entonces lo reputié de arriba abajo, como todo el mundo vio por televisión: '¡Bilardo y la puta que te parió!', le grité. Me fui al vestuario y rompí todo, lo hice mierda. ¡Rompí todo! (...) Salí del estadio y me encerré en mi casa. Me quedé toda la noche despierto, llorando. ¡Sin droga, ¿eh?, sin droga!”.
Maradona ya no volvió a jugar por el Sevilla. En 2008, sin embargo, Diego y Bilardo se reconciliaron, cuando aquel asumió como ténico de la selección argentina y este como director general de selecciones