SELECCIÓN

PABLO CUPESE

Ver un gran grupo de individuos por las calles de Montevideo en bicicleta no llamaba mucho la atención. Menos cuando pocos de ellos tenían una identificación. De todas maneras, mientras avanzaban y la noticia iba corriendo de boca en boca, la capital entró en un murmullo que se transformó en bocinazos, gritos de aliento y varios celulares que encendieron sus cámaras para grabar el momento.

Es que ese grupo era parte del plantel y del cuerpo técnico de la selección uruguaya que cumpliendo con su promesa por clasificar a Catar emprendieron un largo recorrido que comenzó en el Estadio Centenario y terminó en el Complejo Celeste.

Desde el escenario deportivo donde este sábado la Celeste se despedirá de su público salieron en bicicleta rumbo al Parque Roosevelt y de allí, caminando, hasta el lugar de concentración y entrenamiento que tienen los dirigidos por Diego Alonso.

A medida que avanzaban, el recorrido iba acumulando saludos de hinchas, algunos desde lejos y otros que se arrimaban por el simple hecho de estar viviendo una situación única con varios de sus ídolos.

También hubo otros a los que les pareció tal la sorpresa que ni reconocieron a los futbolistas como le ocurrió a la chica que atendía la estación de servicio en la que Lucas Torreira tuvo que detener su caminata para ir al baño. “¿Era Torreira? No lo reconocí”, le indicó a Ovación sobre el volante celeste que, al igual de sus compañeros, estaba vestido de particular.

Fue precisamente el mediocampista quien aseguró: “Fue todo idea de Godín”. ¿Cuándo nació esa idea? Cuando la Celeste no pasaba un buen momento en las Eliminatorias, se encontraba fuera de la zona de clasificación y restaban cuatro partidos para el cierre del certamen.

“Es una actividad diferente, que había que cumplir y que siempre suma”, expresó por su parte el Faraón, capitán de la selección uruguaya.

Ni siquiera la niebla frenó a este grupo de futbolistas que bien temprano en la mañana partieron rumbo al Complejo Celeste al que arribaron sobre el mediodía, previo al entrenamiento que se realizó en horas de la tarde.

Entre ellos se encontraban jugadores como Fernando Muslera, Sebastián Sosa, Sergio Rochet, Diego Godín, Matías Vecino, Damián Suárez, Mauro Arambarri, Agustín Canobbio, Facundo Pellistri, Fernando Gorriaran, Martín Cáceres, Lucas Torreira, Edinson Cavani y Darwin Núñez.

Pero no fueron los únicos que realizaron este camino ya que buena parte del cuerpo técnico de Diego Alonso también dijo presente porque al Tornado lo acompañaron Darío Rodríguez y Carlos Nicola al igual que Gabriel Raimondi, Guillermo Souto y Guilherme Rodrigues quienes comparten trabajo con el entrenador en la Celeste. A su vez, también acompañó Matías Pérez, integrante del Comité Ejecutivo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).

“Me sumé cuando me invitaron los jugadores, es algo que genera una convivencia en el plantel”, manifestó el técnico de la selección uruguaya.

Más allá de que salieron todos juntos, poco a poco el grupo empezó a dividirse en otros más pequeños y por eso se pudo ver a Edinson Cavani y Darwin Núñez como los primeros en arribar al Complejo Celeste.

Detrás de estos lo hizo el “grupo de los arqueros” integrado por Fernando Muslera, Sergio Rochet y Sebastián Sosa junto a otros integrantes de la selección.

Por último lo hizo el grueso de la delegación que se detuvo a saludar a un chico que les fue a hacer el aguante con su familia y se fue con una sonrisa de oreja a oreja tras recibir el choque de puño y la caricia en el pelo de varios de los jugadores de la selección.

Al cruzar la puerta del Complejo Celeste se empezaron a escuchar aplausos que nacían de los propios futbolistas luego de la meta conseguida. Y es que primero lograron la de clasificar al Mundial de Catar y luego esta que con carácter de promesa cumplieron aprovechando su estadía en nuestro país preparando la Copa del Mundo.

“Lo prometido es deuda” dice el dicho. Los jugadores cumplieron y este día quedará marcado como aquel en el que los integrantes de la selección uruguaya de fútbol transitaron las calles como uno más.