El cuerpo le avisó que su camino era por el lado de las joyas y dejó todo por ellas

Compartir esta noticia
Denise Lasnier

TENDENCIAS

Denise Lasnier identifica tres momentos claves en su vida que le hicieron ver que sus dos grandes pasiones eran la joyería y el buceo. Ahora su vida gira en torno a ellas.

"Mi vida tiene que cambiar, así no soy feliz”. Con esa frase es que Denise Lasnier (49 años) identifica el primer gran quiebre en su vida. Tenía unos 28 años y desde que terminó el liceo trabajaba como administrativa en una agencia de viajes, muy lejos de aquellos juegos con las manos y la creatividad que siempre la cautivaron de niña.

“Empecé a estar estresada, a somatizar, a tener presión alta. Como era joven no le encontraba mucho sentido a que me estuviera pasando eso. Justo en ese momento me hice una hernia de disco que me dejó quieta en cama unos cuantos meses y fue entonces que tomé la decisión”, cuenta a El País sobre el momento exacto en que puso un freno y se replanteó el futuro.

Denise Lasnier

“Empecé a pensar a qué me podía dedicar ya que tenía que trabajar. Quería que fuera algo que me gustara, me llenara; no que me quitara cosas”, recuerda.

Como siempre le atrajo la joyería en plata imaginó que la respuesta podría venir por ese lado, sobre todo porque le pasaba que no encontraba piezas que realmente le gustaran. “Veía que todo era más o menos lo mismo, todo era industrial, y eso no era lo que yo quería”, apunta.

Denise no sabía nada de las técnicas de joyería, pero tampoco tenía tiempo para hacer la carrera en la Escuela de Artes y Artesanías Pedro Figari de la UTU porque aún mantenía el trabajo en la agencia de viajes. Entonces se anotó en clases particulares nocturnas con Carlos Arévalo, quien tenía un taller de joyería en plata y hueso.

“A la segunda clase ya estaba totalmente fascinada, me atrapó. Era por ahí. Además, nunca había trabajado con metal ni con fuego. No sabía de la maleabilidad que tiene el metal, ya sea plata u oro, que ofrecen muchas posibilidades”, explica.

Denise Lasnier

Terminó el curso y se dijo “es hora de tirarme al agua y ver qué pasa con esto”, sin tener mucha idea de cómo vender sus piezas.

Fue en ese momento que ocurrió el segundo gran quiebre de su vida: se anotó en la Feria del Libro y el Grabado de Nancy Bacelo. Pero todavía la dominaba la inseguridad.

“En un momento dudé y le dije a Nancy: ‘No sé si estoy preparada para hacerlo’. Era en plena crisis de 2002 y mi primera experiencia. Era una apuesta grande para mí sin tener ni idea de si a la gente le iba a gustar, si tenía la capacidad para producir mucho…”, señala.

Nancy Bacelo cortó con esas incertidumbres con una frase que no olvida: “Tenés que hacer la feria porque tus piezas se van a vender y se van a vender muy bien”. No se equivocó y por eso Denise le va a estar eternamente agradecida; esa confianza que depositó en su trabajo fue decisiva para que siguiera en el mundo de la joyería y no abandonara esa feria hasta el día de hoy, ya transformada en Ideas+.

Esa misma feria le abrió puertas inesperadas, la posibilidad de llevar sus creaciones a países que jamás hubiera soñado, como Jordania o Egipto. “A Jordania fui porque fui a Israel a una feria preciosa que hay en Jerusalén y de ahí crucé a Petra; de otra manera nunca la hubiera ido a conocer”, afirma.

Denise Lasnier

Pero fue una feria en Puerto Rico lo que marcó el tercer quiebre de su vida. Denise quedó fascinada con el agua que rodea la isla y se animó a hacer buceo por primera vez. “Me compré una máscara, un snorkel, unas aletas y buceé. Cuando volví a Uruguay dije ‘voy a hacer el curso de buceo en serio’. Lo hice y desde entonces empecé a combinar las ferias que hacía en el exterior con lugares cerca para ir a bucear. Logré reunir mis dos pasiones”, cuenta.

Comenta además que bucear también le ha servido como fuente de inspiración para sus joyas. “Me sirven las texturas, las combinaciones de colores… se me abrió otro mundo de inspiración”, confiesa.

Denise Lasnier

Destaca también que fue a varias ferias gracias a los llamados que realiza la Dirección Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas (DINAPYME). “Brasil fue la primera, después me fui largando cada vez más lejos”, acota.

Con el tiempo llegaron los premios, como un segundo lugar en el Premio Nacional de Artesanía y dos reconocimientos a la excelencia de la UNESCO, además de otras menciones que le abrieron la posibilidad de destinos como Ecuador o Alemania.

Denise Lasnier

Pero aclara que el reconocimiento mayor está en la satisfacción que le genera ver una clienta feliz con una de sus piezas, “con algo que primero imaginé y luego hice con mis manos, ¡eso no tiene precio! No deja de maravillarme”, dice.

Tal vez solo sea comparable a una anécdota que recuerda con especial cariño: “Años después de dedicarme a esto mi padre me confesó que pensó que había enloquecido cuando le dije que iba a dejar mi trabajo para dedicarme exclusivamente a la joyería. Luego me dijo que había sido un acierto y me felicitó”.

Denise Lasnier

Dos técnicas que llaman mucho la atención

Dos son las técnicas que caracterizan el trabajo de Denise Lasnier. La primera es la que aplica para las joyas de plata y piedras recicladas. “Es como un mosaico que hago con las piedras. Vi una técnica similar en un viaje a Chile y me encantó la posibilidad que ofrecía de dibujar sobre la plata, porque en un momento empecé a sentirme un poco aburrida de que fuera solo la plata y una piedrita que ya compraba con la forma y el engarce. Tenía ganas de otras cosas, sobre todo de dibujar porque el dibujo siempre me gustó”, cuenta en diálogo con El País.

Entonces sumó sus dibujos, sumó colores y comenzó a experimentar. “Con mi padre armé una máquina para desbastar piedra, compré libros sobre piedras y hasta el día de hoy es la técnica que sigo eligiendo y me encanta”, comenta con entusiasmo.

La otra técnica es una combinación de plata y cuero. “Surgió porque tenía ganas de utilizar un material que fuera representativo de Uruguay, pero que no fuera usualmente utilizado en joyería en particular. Quería un material representativo, pero darle un uso diferente”, señala. Fue así que se le ocurrió recurrir al cuero, sobre todo el cuero peludo, cuero de potro.

“Quedaba una textura bastante particular porque era una joya con pelitos y al principio costó que gustara porque a la gente le impresionaba. Pero seguí haciéndolas y terminaron por gustar mucho. Además tienen el plus de que algunas piezas son reversibles, algunas caravanas y algunos colgantes se pueden dar vuelta y tienen otro color”, explica.

Denise tiene su taller en Pocitos, donde recibe a sus clientes, en su mayoría mujeres de más de 30 años y profesionales. “Muchas psicólogas y arquitectas, no sé por qué”, cuenta entre risas.

Aclara que no hace joyería para hombre, aunque alguna vez se lo han pedido. Los hombres llegan a su taller solo buscando algo para regalar a una mujer.

Otra forma de contactarla es a través de su página de Instagram, que es @denise.lasnier. Además realiza envíos a todo el país y al exterior.

Denise Lasnier

La pandemia le abrió el mundo de Instagram

“Instagram fue un descubrimiento de la pandemia”, dice Denise. Hasta la llegada del covid-19 al Uruguay la artesana estaba enfocada en vender en el exterior. “No vendía a clientes en Uruguay, excepto en diciembre cuando hacía la feria Ideas+. Hacía una producción y me iba a venderla a otros países”, comenta.

Pero la pandemia cortó los viajes e hizo que Denise se preguntara por segunda vez en su vida: “¿y ahora qué hago?” Llegó a pensar en dedicarse a otra cosa, pero se dijo: “Antes de tirar la toalla voy a probar con Instagram” y muy tímidamente, dado que no dominaba las redes sociales y le costaban, comenzó a publicar fotos. “Y la verdad que funcionó”, señala.

Lo más importante fue que le acercó mucha gente que durante el año no veía, que de repente solo veía en diciembre en Ideas+. O sea que incorporó al cliente uruguayo durante todo el año. Eso ha hecho que postergue un poco la vuelta a los viajes, prefiere cuidar lo ganado estos dos últimos años porque al trabajar sola (a veces la ayuda una sobrina) no puede encarar todo. “Supongo que el año que viene seleccionaré las ferias en las que mejor me fue o más me gustaron”, arriesga.

Denise Lasnier

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar